Un centro educativo apegado a los preceptos de la misión educativa que le da sentido la espiritualidad Ignaciana, “formar buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
Una institución que coloca a los jóvenes en el centro de la acción formativa y educativa.
Una Escuela caracterizada por la presencia de los educadores en medio de los alumnos.
Un centro educativo que forma integralmente para el mundo laboral.
Una Escuela evangelizada y evangelizadora.
Un centro donde se respeta el derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades.
Un centro que forma individuos críticos y autocríticos, creativos, democráticos, capaces de optar por decisiones libres y autónomas.
Un centro que entiende la educación como una de las claves de desarrollo, de liberación personal y dignificación del ser humano.
Un centro que entiende la educación como un proceso que abarca toda la vida y cuyo actor principal es el estudiante, que con la ayuda de un equipo de educadores le facilitan las herramientas necesarias para construir sus propios conocimientos, siendo significativos para satisfacer sus más profundas necesidades.
Un centro que se compromete a exigir, cumplir y hacer cumplir las normas del Ministerio de Educación de la República Dominicana, establecidas en la Legislación Escolar a través de la Ley de Educación 66-97, las ordenanzas, órdenes departamentales, resoluciones vigentes y otras reglamentaciones.
Un centro donde se respeta la dignidad de toda persona, especialmente de los adolescentes y jóvenes.